"Mamá, cuando hago un chiste con doble sentido en clase sólo lo entiende la profesora". Es una afirmación de, llamémosla, Marina. Tiene 10 años y es una de los 5.800 alumnos con altas capacidades (AC) (el término superdotado se emplea sólo en adultos). El Ministerio de Educación estima que en torno al 3% de los menores tiene un cociente intelectual superior al considerado normal. Pero sólo el 0,07% está 'diagnosticado' (uno de cada 38).
En muchos casos, especialmente en las niñas, no han sido 'detectados'.Unos prefieren ocultarlo y pasar inadvertidos. Otros simplemente son ignorados por el sistema. "Contra la creencia popular, son niños que no lo tienen fácil, porque no encajan con los intereses y forma de pensar de sus iguales. El sistema escolar en muchos casos no los comprende, ni sus padres, ni los otros niños". Lo cuenta Susana P., la madre de Marina, quien no obstante, subraya: "Es verdad que algunos tienen problemas. Pero la mayoría son normales".
"Lo principal", afirma, "es ayudar a estos niños a aceptarse a sí mismos, aconvivir con su diferencia, porque ellos se ven diferentes". Y es que, relata, algunas familias lo mantienen en secreto. No se lo cuentan ni a sus allegados, por miedo al rechazo.
"Esto de avergonzarte de que tu hijo es listo es un atraso". "Por eso", dice, "mi caballo de batalla en esta historia es que no les hacen caso, y encima les ponen las zancadillas". Se refiere al sistema educativo. Y a casos como el de un alumno que corrige al profesor cuando dice que Plutón es un planeta, porque él ha visto en la página de la NASA que no lo es.
En términos similares se manifiesta Ruth López, madre de dos niñas y vicepresidenta de la Asociación Española para la Superdotación y Altas Capacidades (Aesac). Considera fundamental que la escuela pueda garantizar el pleno desarrollo de estos alumnos, ya que es, además "una oportunidad para el país".
Niños que se aburren
"Estos niños tienen una forma de pensar y de aprender distinta, no les gustan las repeticiones, y el sistema escolar fomenta esa forma de aprendizaje, de ahí la importancia de identificarlos, para adaptar los contenidos". Y pone un ejemplo tan claro como el de la suma.Normalmente, los pequeños hacen cuentas durante dos meses para abstraer el concepto. "A un niño con altas capacidades le cuesta mantener la atención, porque lo entiende desde la globalidad, no necesita tantas repeticiones".
Consciente de que muchos padres tienen miedo a causa de los mitos en torno a la superdotación -niños 'egiptólogos' y demás ejemplos televisivos- insiste en lanzar un mensaje positivo: "Para un adulto es fantástico estar cerca de ellos: ver su forma de aprender, su curiosidad insaciable, su entusiasmo por aprender cosas nuevas...". "Requiere más esfuerzo y dedicación, pero es muy enriquecedor".
Esa atención temprana y adaptación de los contenidos es vital paraevitar, por ejemplo, el fracaso escolar, la inadaptación o los malos diagnósticos. "Es típico que se confunda la alta capacidad con el déficit de atención", explica María Martín de Vidales, madre de una niña con AC. No es raro, explica, que estos 'pequeños genios' se vean medicados para trastornos que les son ajenos, y que acaben derivando en una depresión. Ésta es una de las razones de ser del movimiento asociativo.
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